Todos sabemos que las guerras son horribles, sabemos que Siria se desangra. Pero el ser humano siempre encuentra la forma de sobrevivir, excluir de alguna forma el horror, y concentrarse en aquello que le hace continuar hacia delante.
El SEAT 600 y el 127 fueron compañeros de viaje para familias enteras, llevándolas al mar por primera vez o recorriendo carreteras secundarias sin destino claro, cuando las road movies eran de verdad.