¿A quién no le gustan las fotos bonitas? ¿Quién no gusta de ser retratado cuando su cuerpo es casi perfecto?, ¿o cuando no lo es, pero se gusta igualmente sin complejos, y confía en la profesionalidad del fotógrafo para encontrar «La Foto»?
En eso llega Irene. Una chica blanca como papel que deja entrever sus venas a la luz del sol. Joven. Tímida. Ágil.
Nos fuimos a los campos de Movera, dónde el Ebro corre bajo el puente de la Cartuja. La Luz del Sol, dorada. Era la hora.
Ropa de su preferencia, sin maquillaje, un par de cambios, y los mosquitos hacían su Septiembre con nosotros. La pasión por la imagen. Aguantar el porte. Fotografiar. Dejarse fotografiar.
«Modelo por un día», pero capturada para siempre en el estado ideal del cuerpo. Joven. Tímido. Ágil.