Hace un par de años algunos padres del cole Gascón y Marín, en Zaragoza, Ingenieros y animadores del acervo cultural, comenzaron un Proyecto educativo alternativo para los niños en horas extraescolares: First Lego League.
Uno de estos padres es José Manuel -en el video quién habla a cámara y casi nos conduce entre las piezas de lego- sin miedo escénico y con un gran sentido cultural. Otro es Jaime, el hombre alto de pelo blanco y camiseta naranja instructor alrededor de la mesa de lego en el auditorio, hombre callado, meticuloso e ingeniero. Y en general otros padres que, en la clandestinidad que produce la modestia, cada viernes participan voluntariamente en la organización de los entrenamientos.
Mi hija va a ese cole y desde el primer momento no dudamos en apuntarla a las prácticas de Lego. Como Ingeniero, era evidente que el Lego enseña «jugando» lo mismo que hacen los ingenieros de todas las ramas de la industria; pensar una solución a un problema planteado, compartir información y colaborar con los miembros del equipo, trabajar y poner en práctica la solución.
Esto último era lo evidente. Pero lo que no sabía era hasta qué punto el Lego infantil puede crear cosas muy interesantes como robots que hacen cosas, y algo que tiene mucho valor hoy y en el futuro, «la programación».
El concepto de Programación es muy útil para la Electricidad (Robots), Neumática e Hidráulica (Máquinas Industriales), y lo más conocido, programación informática y computacional. Claro que en el nivel infantil la programación es muy sencilla y apenas un software simplifica lo que hay detrás para solo mostrar acciones de izquierda, derecha, avance y parada. Pero qué duda cabe que los niños aprenden ya así los fundamentos de la programación. Y esto me parece increíble.
El movimiento First Lego League se sucede por toda España en competiciones nacionales dónde chavales de todas las edades muestran sus inventos y soluciones ante un jurado que califica la ingeniosidad, el buen desarrollo del programa, y la colaboración del equipo.
Niños muy pequeños aprenden también la pérdida del miedo escénico al tener que exponer sus soluciones, en una especie de treatillo, frente a todo un escenario repleto de gente. Una prueba difícil que hay que vencer con serenidad.
En Zaragoza, los padres de Lego del Gascón y Marín van sembrando la semilla del ingenio logrando espacios de mayor relevancia pública como la nueva sede de las Artes Multimedia, Etopía.
Os dejo pues con el vídeo que hice del Evento último de entrenamiento de Lego en Etopía, por casualidad. Nadie me pidió tal cosa, pero como llevo siempre mi cámara y mi trípode, no pude resistirme.