Uso la principal red del mundo, como todos. Pero cada vez más, prescindo de las interacciones «Me gusta» a las que parece que estamos condenados al usar Facebook, como algunos. La idea de conectar gentes a distancia es genial, y en mi caso me ha permitido conocer la vida, casi vivirla diría, de mis amigos que hace más de 20 años no veía, ni sabía qué pasaba con ellos. Eso es lo que más valoro.
Pero, ¿qué pasa cuando a todo dices «Me gusta»?
Eso fue lo que hizo un señor llamado Matthew Honan, reportero de Wired, una de las principales revistas online de tecnología del mundo anglosajón.
Conozco la noticia porque alguien lo compartió en mi timeline de Twitter. Sigo la pista, y el artículo en español lo firma pijamassurf.com, interpretado del original en Wired.
Todos sabemos, o deberíamos, que Internet, y por tanto Facebook, está plagado de robots y algoritmos que intenta sacar conclusiones de nosotros, lo que hacemos, y lo que decimos. Es más, intentan predecir lo que haremos basados en nuestros gustos. Esta información es vital para las campañas políticas y de publicidad. Además, es la información que extrae Facebook para vender a las empresas, envuelta en una especie de eficiencia publicitaria, «ya que sé quiénes son tus clientes y lo que quieren, soy el mejor medio publicitario».
Y así es.
Honan, durante 2 días, 48 horas, dijo a todo lo que aparecía en su muro «Me gusta». En breve, todo su muro se convirtió en un folletín publicitario de Marcas y productos, lo que viene a decir que el sencillo click «Me gusta» es un voto directo a la Marca, y una forma de advertirle que te interesaría comprar sus productos, o sea, Facebook decide. Los algoritmos de Facebook potencian eso con el resto de los datos de navegación cada vez que inicias sección en el navegador, vayas por donde vayas, aunque estés fuera de Facebook. La sensación de vigilancia es total.
Sabemos que nos vigilan porque el resultado es visible: «toneladas de anuncios publicitarios según lo que hemos hecho en Internet». Pero, ¿y los gobiernos? Nos vigilan, claro, nuestros gustos y opiniones al decir «Me gusta», peros sus anuncios aparecen en períodos electorales, de momento.
La editorialización de la Red
¿Qué significa «editorializar»? Piensa en un periódico cualquiera. Toda la información que el periódico publica está editorializada por alguien decide qué publicar o no. Es lógico, si pensamos en las miles de noticias que existen por día, y en el espacio finito para publicar.
El problema viene cuando ese «alguien» decide que casi todo son noticias de derechas, de izquierdas, de deporte, amarillas, moda, etc. O, faltando a la realidad objetiva periodística decide que lo más relevante del día afecta a sus intereses y no lo publica, o lo enmascara, o lo simplifica. Esto se llama «censura» o «sesgo».
Con el experimento de Honas queda demostrado que Facebook editorializa tu muro según tus gustos de una forma automática, como un robot. Es decir, tú mismo «editorializas» lo que te interesa ver, conocer, aprender, o comprar. El problema que veo de que un robot haga este trabajo es que de alguna manera tu muro se vuelve endogámico, aburrido, sin aire fresco.
Por ejemplo, si a todo lo que aparezca del planeta Marte digo «Me gusta», en mi muro prevalecerá dicha información, haciendo, sin que quiera de verdad, alejarme del planeta Tierra. Ahora, traslada esta idea a cualquier signo político, Marca, o Producto. Lo que pienso es que decir «Me gusta», tal como está planteado el sistema, coarta la Libertad de conocimiento y aprendizaje, y hasta de opiniones de todo signo.
Como digo, lo que debería ser una interacción humana natural, con sus matices, libre, lo decide un robot. Por eso además, estoy en contra de muchos de decir a todas las páginas que te invitan «Me gusta». En primer lugar, porque no todo me gusta, y porque no tiene sentido acumular páginas que jamás volveré a entrar si no me interesa de verdad.
Encima, todo eso sirve como vemos, para que se enrarezca aún más tu muro y la sobresaturada página de Facebook, y para que otros (con los que no comulgas) se aprovechen de tu noble hacer.