Pompeya siempre tendrá la arritmia de un volcán sobre su historia, preguntas que se contestan solas y otras que aún merecen un chute de Carbono 14. Pompeya será siempre esa ciudad congelada de ceniza y gente que se fundieron a la roca como pictogramas, o viceversa. No se sabe. Pompeya, el laboratorio de la civilización, el libro abierto de los romanos y sus alcantarillas, la libertad del sexo tal cómo fue entonces y hoy muchos miran con nostalgia. Y cerca, muy cerca, el Vesubio. Casi se toca en la distancia el agujero del principio del fin.