A medida que navego por Internet me encuentro con personas que hacen unos trabajos maravillosos en sus campos. Y creo que merece la pena compartir su obra por lo que tiene de lúdico apreciar la cultura desde casa, y por lo que nos pueden enseñar acerca de métodos, conocimiento, y creatividad.
Gregory Crewdson es un fotógrafo de «ciudad» que trabaja sus fotos como fotogramas de peliculas de cine. Esto es literal. Tiene cientos de personas que tiran cables, ponen luces, maquillan, organizan, hasta que la estampa a retratar esté perfecta en cuanto a posición de las personas y sobretodo, las iluminaciones, en su punto justo de temperatura y potencia. Si hace falta congelar una ciudad, una calle, se congela, y se encienden las farolas.
Al final, el resultado es una foto única sin retoques digitales que añadan o quiten luces, lo que se pensó cuando se planeó todo es lo que hay, desde el punto de vista técnico.
Desde la perspectiva narrativa de sus fotografías, los cuadros (es lo que parecen) tienen siempre personas en situaciones oníricas, insólitas casi por lo instantáneo que es una posición natural y fugaz. Como cuando uno piensa y medita al borde de la cama. Como cuando una mujer embarazada sale desnuda al portal de su casa con curiosidad.
Son historias. Gregory Crewdson es capaz de plasmar historias en una fotografía muy cuidada. El instante de una historia que se supone ha tenido principio, y tendrá final. Él sólo encarga de situar a las personas según su visión, situar las luces, organizar el set, y fotografiar. Dicho así parece poco, pero no lo es.