Tengamos el curso en paz

Avatar Redacción | junio 14, 2023


Algo así debió de pasar por la mente de los responsables de la institución universitaria ayer y, si me apuran, de los padres. Tengamos el curso en paz, al menos por ahora. La decisión adoptada ayer por el rectorado de la Universidad de Zaragoza acalló el rosario de noticias y algaradas que con mayor o menor justificación han tenido un enorme eco informativo en los últimos cursos.

Más allá de consideraciones políticas, el gesto de la institución aragonesa (no olvidamos que goza de autonomía y que la decisión fue adoptada por acuerdo rectoral) secuestró la atención mediática. Una protesta silenciosa que despersonaliza al fin la guerra abierta frente a unos pocos políticos.

El valor simbólico del acto que debía tener lugar y su anulación, explicada en términos de pacificación, ha dado pie de manera lógica a diferentes interpretaciones y lecturas. A mi modo de ver, la suspensión es una ruptura del discurso político, incluso el de la propia institución, obligada como muchos centros educativos a seguir lidiando con recortes domésticos (dicho sin ningún sarcasmo).

Era de prever un acto digno que expresara ¡qué se yo!, esa ilusión y novedades con las que la institución y quienes forman parte de ella estrenan el año académico. Pero falta mucho de esto y aquello entre todos los sectores, incluidos los propios estudiantes. Y es para comprenderlo.

Se hace tan penoso y triste el proceso de cambio social que hasta los engranajes de la administración van a caer de óxido (o eso nos figuramos). Sólo queremos ya que no se desplomen sobre nuestras cabezas, pero ni sabemos cuáles son. Hablamos de una economía solidaria, de inversiones, de austeridad…pero aquí ‘abajo’ a menudo no se palpa nada.

Decía que, aparte de lo insólito, me parece un acto de rebeldía y no sólo de autodefensa. Ni los osados estudiantes, más o menos pobres y evaluados (con lo que les espera) ni la propia Universidad pueden permitirse ciertas manifestaciones.

Le dicen la mañica curatontos.

Ciertamente es cruel que el contexto o su propia idiosincrasia empuje tanto a instituciones como a empresas y personas a avanzar dos pasos para retroceder al menos tres. Y esto lo advertimos en las medidas de reforma energética, pero también lo podemos extrapolar al caso de ayer, porque hablamos de una de las corporaciones con mayor peso numérico y cualitativo de la región. Lo mismo sirve para el sector en su conjunto, continuamente en entredicho y asaltado por periódicas reformas que van a menudo contra su propia razón de ser.

Si pretendemos la educación para todos igual andamos equivocados. Pero si queremos dar la vuelta a la situación que vivimos habrá que poner de relieve aquello con lo que contamos y que nuestra indignación trabaje en manera distinta y al servicio de otros foros. Justamente porque el material es sensible y está en el ADN del currículo, del día a día, de tal vez un futuro empleo, de la ciudad en que vivimos y de la imagen que proyectamos.

Habrá que poner de relieve aquello con lo que contamos y que nuestra indignación trabaje en manera distinta y al servicio de otros foros

La algarada y el sempiterno ¡vosotros sois el futuro! con que nos sermoneaban en la EGB se podrían mirar de frente. Si es que en la Universidad, donde se rumorea que se gestan muchas de las empresas innovadoras del país, llegan a septiembre preguntándose cuándo harán acopio para un laboratorio nuevo, si les darán permiso para montar un congreso o les pagarán las horas extras que se les deben. Tenían ayer demasiado que decir. Y una amiga, la de EGB, preguntándose si la interinidad dará para más años que la espera de exámenes. Tampoco vamos a engañar a nadie, sólo faltaría.

Lo mismo los estudiantes la han puesto ya a funcionar, como reza la campaña municipal. Espero que entre los ensayos, la cafetería, las aulas, los paseos por las campas y esa revolución en la que quieren involucrarse este año nos sorprendan, como siempre. Y también a los que llegan desde otras. Que tengan mucho cuidado con los aforos (perdón por los de Medicina), que ya se sabe que luego dan que hablar. Así, en lugar de discutir si terminaron Derecho o en la Academia General Militar, les buscaremos mejores titulares (mea culpa).

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