No hace mucho impartí un curso de fotografía para empresarios y emprendedores, en el Instituto Aragonés de Fomento, con el objetivo de enseñar trucos fotográficos para que los sitios web luzcan mejor, emocionen, que al fin y al cabo es lo que los clientes buscan: «Un sitio web de confianza y calidad, que cumpla lo que promete».
Esta idea la he tocado en otros post, y ahora me hago estas preguntas:
- ¿Cómo quieres que el cliente te vea?
- ¿Cómo quieres que el cliente te reconozca?
- ¿Como una empresa que cuida su imagen?
- ¿Como una empresa que comparte información y participa en la conversación mundial de tu área de trabajo?
- ¿Y si lo haces con fotos emocionantes, no tendrías algo ganado?
- ¿No estarías diciendo a tu cliente: me gustan las cosas bien hechas, y haré lo mismo al servirte?
El boom de la fotografía en Internet ha provocado un aluvión de aplicaciones y filtros que mejoran ostensiblemente la foto, pero eso no significa que todos los que comparten fotos sean fotógrafos. Sin embargo, aprendiendo lo elemental en fotografía, las fotos aún tomadas con el móvil pueden llegar a convertirse en una obra de arte.
Estoy convencido que a las fotos industriales aún se les puede dar otra vuelta de tuerca.