Ya habrás adivinado si me sigues en las redes que estoy enamorado de Aragón. También que el pueblo de Agüero es mi refugio natural de puentes y fines de semana, pueblo que integra el Reino de los Mallos, Huesca, junto a Riglos y Murillo de Gállego.
En este Puente de la Constitución salimos de Agüero subiendo el camino de los Mallos, rumbo a Carcavilla, como quién dice, nada, caminaremos un par de horas. Pero no. La fuerza y la belleza del paisaje te van empujando a continuar la caminata hasta completar 20 kilómetros, durante 5 horas y 20 minutos.
Tuvimos la suerte de un tiempo inmejorable para caminar, ratos de sol, y comienzo de niebla, o boira como dicen en aragonés. De Carcavilla, a Riglos, a Murillo, y regreso a Agüero.
Fotografiar la niebla siempre es espectacular, siempre salen fotos diferentes, erráticas, aleatorias, tal como se mueve la niebla, dibujando formas, descubriendo, o cubriendo.
Carcavilla era un pueblo con sus gentes y costumbres pero con la presa y la hidroeléctrica del Río Gállego, quedó abandonado a su suerte.
Uno de esos edificios muertos es la antigua caseta como estación de pasajeros del tren Canfranero. De paso advertir que la potencia real del tren Canfranero es recoventirlo en travesía turística. Los paisajes a esa altura, escondido el tren entre los Mallos de Riglos, son impresionantes.
No encontramos el camino que bordeaba el túnel del Canfranero y no tuvimos más remedio que atravesar el túnel. Por suerte, ya sabíamos que no pasaría el tren porque lo vimos pasar antes, y sólo pasa dos veces al día, por la mañana, y cuando regresa de Canfranc sobre las 6.
Gracias a este inconveniente he podido hacer unas fotos únicas del túnel de Canfranero en Riglos.
A partir de aquí, regreso al punto de partida por el camino que recorre la Hoya de Huesca, y que precisamente nace en Agüero.
20 Kilómetros por el Reino de los Mallos, para repetir seguro.