En este día de la Mujer, histórico, como quedará reflejado en todos los libros de historia, tuve una reunión en la Cámara de Zaragoza para conocer a Juan Simón, empresario de éxito en Moda y Comercio Online. No había tranvía, o pasaba cada 20 minutos, así que caminé ligero los 3 kilómetros que separan a la Cámara de mi casa, ida y vuelta.
Puedo afirmar que hoy la Avenida Gran Vía de Zaragoza era un hervidero de mujeres, de toda edad y condición, de toda variante feminista. Qué belleza. Una mujer española que, como nunca, se ha quitado el estigma de sexo inferior para tomar la sartén de la sociedad por el mango. Y así fue.
A las 7 estuvimos en la cita del parque frente al Corte Inglés del Paseo de Sagasta, en la mayor movilización feminista que se haya visto jamás en Zaragoza, y me atrevo a asegurar que habría sido lo mismo en todas las capitales españolas, el despertar de la mujer como símbolo, cultura, y motor de un cambio que se resiste. La mujer no más Cenicienta sino heroína, la mujer completa a la misma altura que los hombres.
La manifestación se atragantó en la ciudad de tanta mujer altiva, no se podía caminar, ni avanzar, pero sí saltar y bailar al ritmo de la tamborilada, todas mujeres. Las horas en el mismo sitio de la esquina del parque en Sagasta se alargaban como las melenas sueltas de muchas mujeres allí, que saltaban, y coreaban, y reivindicaban derechos feministas que los hombres, algunos, laceran.
Estas pocas fotos, lo son todo.