Tiempos víricos, entre la verdad y la mentira
Cuando era más joven, podríamos decir, adolescente, siempre escuchaba a los viejos decir: «esta juventud está perdida». Pero años después analizando la frase, entiendo que en realidad querían decir: «antes se hacían las cosas de una manera y ahora de otra», o, «los chicos de hoy tienen demasiada libertad».
Ya en el siglo 21, en medio de una crisis de caballo y crin larga, conviviendo con un virus tan contagioso como contagiosos son los bulos y las falacias de todo tipo, la juventud tiene un problema de credibilidad pasmoso. Pero no sólo la juventud, sino muchas personas que no hacen más que replicar argumentos manidos, argumentos de otros, reinventar historias tomando de aquí y de allá, obviando desde el conocimiento y la ciencia, el sentido propiamente dicho de la verdad y la mentira, la credibilidad y la certeza.
¿Qué es verdad y qué es mentira?
La pregunta tiene migas, como dicen en Aragón. La pregunta parece absurda en una era impensable de conocimiento de todo tipo y avances en la ciencia, porque parece lógico pensar que si hay información abundante y disponible, tendremos la certeza de opinar correctamente, sentir la verdad, excluir la mentira. Pero no.
Tal es así que el Canal Arte de Francia Strasburgo, del que soy fan, obvio, y eso es una certeza, tiene un apartado filosófico para debatir estos temas desde la razón de expertos.
"Tiempos Víricos" ¿Cómo desmontar bulos y supersticiones? ¿Cómo descubrir la mentira, o reconocer la verdad? https://t.co/fktpaEVfMH
— ACMEDIA (@ACMediaContent) March 21, 2020
Que en el siglo 21 existan personas «que digan que la Tierra es plana», «que es malo vacunarse», etcétera, sólo por simplificar y poner en estas dos sandeces todo el cúmulo de bulos que circulan por internet, es sencillamente, desconcertante.
Y gracias a Internet vuelan como la pólvora, hasta los oídos incautos de la juventud, que sólo por tener la rebeldía por bandera abrazan todo lo que venga a contracorriente de la Sociedad, los padres, y esos abuelos que dicen: «esta juventud está perdida».
Es muy, muy difícil rebatir ideas a personas que «ciegas» no admiten opiniones contrastadas de expertos, o como mínimo, que se les atribuyan cierta credibilidad por sus estudios y profesión. Ya no hablamos de experiencias, y nivel cultural. Sin ser psicólogo, podría opinar certeramente al respecto dado que he leído varios libros de psicología, hasta cierto punto. Entonces, rebatir bulos y artimañas influenciadoras de Youtube no es cuestión de la procedencia del intelecto y la razón, sino del «Método de análisis y pensamiento».
Método científico de análisis
Los «ciegos de internet» dicen que si algo no lo ven, no existe. Bien. Tomemos eso.
Significa pues que tu Madre no existe aunque te haya parido, porque no la ves en tu casa, sino que está en la suya. A eso me refiero con «el método de pensar, y comprobar, luego verificar».
De esa forma sabemos que hay planetas lejísimos que tienen agua, gas, o lo que tengan. Por ejemplo. Se observa o se infiere.
«Inferir», si sabemos que algo es cierto, la gravedad, el tiempo, y algo existe que perturba eso que sabemos a ciencia cierta, inferimos, suponemos que algo hay interponiéndose. Esa es una de las formas de descubrir planetas, muy someramente.
Los «ciegos de internet» dicen que personas como yo queremos tener la razón siempre, porque de alguna manera rebatimos sus argumentos.
AC
Es obvio que tal afirmación es un escudo más para seguir en el agujero. En cambio, en realidad uno nunca tiene la razón de nada, porque el hecho cierto de tener razón se basa en argumentos verídicos que se comprueban y reafirman, muchas veces con el paso del tiempo. Mientras no se demuestre lo contrario, la razón va y viene.
En la época de Galileo, la razón era de la Iglesia: el sol giraba y la tierra era el centro. Pero el señor Galileo «demostró» (acto que significa método científico de análisis) que era al revés. Y la razón pasó a su lado, no sin antes haber sido muerto por la Iglesia, que no quería perder la razón.
Entonces aquí, cuando el Poder, Iglesia o Estado, en un momento dado teme perder la razón, por muy verdad que sea, es cuando comienza la subyugación de la población, en forma de Dictadura, del símbolo que sea, porque perder la razón es perder el poder.
En la historia de la humanidad ejemplos al respecto no faltan.
Hasta que llegó Darwin, los animales y el hombre se veían como meros integrantes de un mundo, digamos, simple. Pero luego, la Teoría de la Evolución, dio forma y sentido a esa verdad no demostrable, hasta entonces, ¿cuánto nos parecemos a los monos, verdad? Y la Arqueología, la Antropología, por citar un par de ramas de la ciencia, vieron la luz en forma de respuesta a huesos gigantes y viejos que se encontraban en la tierra, caparazones de unos bichos que nadie había visto, por ejemplo.
Del canal Arte me quedo y cierro con un par de ideas.
Rebatir con argumentos a los «ciegos de Internet» es más importante que nunca porque de no hacerlo, nuestra juventud podría errar en la construcción de un mundo mejor en el futuro, y veremos más fanatismos e ideologías extremistas por la izquierda y por la derecha.
Depende de nosotros siempre compartir información lógica, verídica y demostrable desde fuentes de prestigio, y fiables.
AC
Debemos velar porque nuestra juventud seleccione en Internet fuente fiables para informarse y entretenerse, no de cualquiera con el cartel de «Influencer» «Youtuber», y aún así, valorar la calidad y apreciarla.
Debemos enseñar a nuestra juventud, ya que en el sistema de educación en España no lo enseñan, a pensar, ser crítico con lo que leemos y vemos, a discernir, a valorar, contrapesar argumentos y fuentes.
Si no enseñamos estas cosas que pienso son elementales, tendremos un problema, como ya tenemos hoy con las fakenews, por ejemplo.
Demostrar con argumentos racionales, no significa que tengamos que ser científicos, muchas veces es sólo tener un poco de sentido común.
La ciencia, después de todo, no existe por obra y gracia de una persona sino que es Obra de una colectividad de mentes a lo largo de la historia de la humanidad. Prueba, error, descubrimiento, demostración. Y a veces, con un toque de azar.