Letizia Battlaglia | Fotografiar a los muertos de la Mafia
¿Fotografiar a los muertos de la Mafia? Nos preguntamos lo mismo. ¿Cómo alguien acaba fotografiando a los muertos de la camorra? ¿Qué debe tener un fotógrafo para estar presente en cada asesinato y tomar las mejores fotos documentales de la guerra entre la Mafia y el Estado Italiano? La fotógrafa Letizia Battlagia dice en el documental «Shooting the Mafia», hay que tener huevos, y no hay que tener miedo. Esta es su historia.
Palermo, Sicilia, 1935. Cuando nació Letizia, la Mafia llevaba al menos un siglo en Italia. En los años 1800 siglo XIX, surgió una figura nueva en el engranaje económico: los gabellotti o recolectores de impuestos, que administraban las propiedades de los aristócratas. Es decir, la clase económica más fuerte, dueña de tierras y propiedades se codeaba con los políticos de un Estado débil, y necesitaban obtener sus ganancias de la recolección de impuestos de los campesinos que trabajaban la tierra.

Los gabellotti obtenían a cambio un porcentaje de las cosechas obtenidas, pero para ganar más, dividían las tierras en pequeñas áreas y las arrendaban a los campesinos, quienes también les daban un porcentaje de la cosecha obtenida. Es decir, los gabellotti ganaban 3 veces, por arrendar tierras, impuestos de la cosecha del propio campesino, y un porcentaje de esa misma cosecha destinada a los dueños, los Aristócratas. Eran los mediadores entre los campesinos y los propietarios.
A medida que aumentaba el poder de los recolectores de impuestos, y querer ganar más, nunca es suficiente, comenzaron a delinquir, incurriendo en actos de corrupción: extorsionaban a los labriegos, se apropiaban indebidamente de pastizales para dar de comer al ganado y organizaban grupos de ladrones y cuatreros.

Al mismo tiempo, de ellos dependía el abasto de alimentos en las ciudades, lo que les permitía llevar a cabo prácticas de extorsión y especulación en el mercado. Por esta razón se les considera a los gabellotti como antecedente directo de la mafia y su manera de hacer negocios. Wikipedia.
Lo que venimos contando ocurrió en la isla de Sicilia, y ya sabemos cómo se extendió esta manera de actuar para toda Italia a través del tiempo, y el mundo entero cuando muchos mafiosos emigraron a Estados Unidos, por ejemplo.
Para 1874 el poder de la ya Mafia era tal que el Gobierno no pudo más que pactar con el grupo de Sicilia dominante, en un primer intento de tener la Paz. Esto no hizo más que aumentar su poder político en las sombras, y aprovechado para eliminar grupos rivales.

La frase última «eliminar grupos rivales» es visible a través del trabajo fotográfico de Letizia Battaglia. Los muertos asesinados a sangre fría en las calles de Palermo, su ciudad. Muertos que podrían ser denunciantes, competidores de poca monta como una prostituta que recién se introdujo en el trapicheo de droga, hasta testigos indeseados como un niño.
Todo lo que sea ganar dinero al margen de la Ley, en los negocios prohibidos, es susceptible de ser controlado por la Mafia del país que sea. Droga, prostitución, juegos, armas, lavado de dinero comprando arte, joyas, o inmuebles, como la noticia que hoy en Mayo 2020 Europol lanza como advertencia de los movimientos clandestinos de la Mafia a nivel mundial.
Letizia Battaglia cuando era niña vio a un hombre en la calle haciéndose una paja. Corriendo a casa lo contó a su padre. La consecuencia: convertirse en una prisionera como Cenicienta. La sobreprotección del padre, defenderla a toda costa de los hombres, la condenó a un encierro en casa el resto de su juventud. Hasta que se casó con 16 años. Virgen.

El azar en muchas vidas tiene la condición de catalizar un futuro impensable. Así, Letizia, buscando trabajo un día de Agosto en los 70´s comenzó a escribir crónicas periodísticas en el periódico L’Ora respecto a la Mafia, no era periodista. Sólo había vacantes entonces en un medio de comunicación durante los meses de vacaciones, y ella ocupó un puesto. Cuando empezó a añadir fotos a sus reportajes, descubrió que le gustaba más hacer fotos que escribir.
Fotografiar a los muertos de la Mafia, el primer muerto siempre es el más difícil. Luego, el alma de un fotógrafo sale a la luz y ya no ve la muerte, sino la composición del lugar, y el incuestionable razonamiento de hacer lo correcto: «documentar».
Tanto es así, que además de apreciar toda una época de asesinatos de la Mafia en alrededor de 600 000 fotografías, queda reflejado en el trabajo de Letizia la gente y la ciudad misma de Palermo. Hasta la Justicia en determinados momentos tuvo que echar mano de las fotos de Letizia para incriminar a mafiosos, como cuando se realizó el juicio al presidente de Italia en 1993.
Los fiscales en Palermo acusaron a Giulio Andreotti , que había sido primer ministro de Italia siete veces, la policía buscó en los archivos de Battaglia y encontró dos fotografías de Andreotti en 1979 con un importante mafioso, Nino Salvo. Wikipedia
Tener que acercarse al lugar de los hechos le abrió un mundo de posibilidades fotográficas y de horrores que laceran el alma. Su trabajo estaba lleno de terror. En su archivo podemos encontrar niños muertos, asesinatos múltiples, decapitaciones… pero también mafiosos siendo juzgados.

Letizia Battaglia ha sido una fotógrafa de guerra. Y por eso arrastra todas las cargas psicológicas de una fotógrafa de guerra. Ha visto el horror y ha intentado luchar contra él, unas veces con éxito, otras no. Ha enterrado a amigos, muchos amigos, como los Jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, ambos asesinados con sendas bombas, explosiones que hicieron que el pueblo de Italia saliese a las calles a protestar y ofender con justos improperios a los asesinos de la Mafia.
Letizia Battaglia, una fotógrafa de las que marcan época, de las que hay que estudiar para entender esta profesión. Fotografiar a los muertos de la Mafia, ya es de heroína.
Podéis conocer más sobre ella en el documental antes citado, Shooting the Mafia, disponible en Amazon Prime Video. También en la web del “Centro Internacional de Fotografía”, cuya sede en Palermo coordina Letizia desde el año 2017.
